jueves, 12 de mayo de 2016
Organos que incluyen en el tacto
- El sentido del tacto es el encargado de la percepción de los estímulos que incluyen el contacto y la presión, los de temperatura y los de dolor.
- Su órgano sensorial es la piel.
- La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel.
- Las capas de la piel se llaman epidermis, dermis, e hipodermis.
Este sentido es fundamental, ya que los demás se consideran especializaciones del tacto. Así, para percibir los sabores es necesario que el alimento se ponga en contacto con la lengua. Lo mismo pasa con los olores, que deben tocar la pituitaria. Vemos un cuerpo cuando la luz que este emite o refleja toca la retina. Los sonidos deben chocar contra el tímpano para que se inicie la vibración que nos generará la audición.
Si te preguntan cuál es el órgano más grande del cuerpo, lo más probable es que respondas que el corazón o tal vez los pulmones. Sin embargo, la respuesta correcta es: la piel, que además es elórgano de mayor sensibilidad táctil.
A través de la piel percibimos todo tipo de sensaciones, cada una de las cuales tiene receptores específicos: la sensación táctil –contacto–, la presión, el frío, el calor y el dolor. Se estima que en la piel humana existen alrededor de cuatro millones de receptores para la sensación de dolor, 500 mil para la presión, 150 mil para el frío y 16 mil para el calor.
Los corpúsculos de la piel
La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel–epidermis, dermis e hipodermis, desde la superficie hacia abajo–.
Los receptores encargados del tacto o de la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner, que nos permiten darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos y discriminar entre lo suave y lo áspero.
Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado de presión que sentimos; nos permiten darnos cuenta de la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros o blandos. En algunos casos, el peso se mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se dice que el peso se siente por el “sentido muscular”.
Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios de temperatura relacionados con el calor –nuestra temperatura normal oscila entre los 36 y los 37 grados– . Especialmente sensible a estas variaciones es la superficie o cara dorsal de las manos.
En tanto, los corpúsculos de Krause son los encargados de registrar la sensación de frío, que se produce cuando entramos en contacto con un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.
Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por los diferentes receptores a la corteza cerebral, específicamente a la zona ubicada detrás de la cisura de Rolando.
El dolor
El dolor tiene sus propios receptores, llamados álgidos, que son terminaciones libres –nervios– presentes en casi todos los tejidos del cuerpo, en la parte más profunda de la epidermis y distribuidas entre las cápsulas de los diferentes corpúsculos.
Cuando el estímulo supera los límites normales –frío por debajo de los 0° Celsius, calor por encima de los 70° C, presión excesiva, punción o desgarradura de la piel– es captado por estas terminaciones, produciéndose el dolor. Por ejemplo, si la piel entra en contacto con un papel en llamas, la sensación ya no es de calor, sino de mucho dolor.
Cuando las células son dañadas, liberan sustancias que provocan un impulso que surge de las terminaciones nerviosas.
Una vez transmitida la información al cerebro, se liberan endorfinas, que bloquean el dolor. Lo mismo hacen los analgésicos, por mecanismos diferentes.
Los impulsos dolorosos llegan al cerebro a través de dos tipos de fibras nerviosas, con distinta velocidad de transmisión: las rápidas, de 12 a 30 metros por segundo (m/s), y las lentas, de 0,5 a 2 m/s. Es por esto, que existen dos tipos de dolor: el rápido, que es agudo, breve y muy bien localizado, que hace que reaccionemos retirando la parte del cuerpo afectada; y el lento, que es un dolor intenso pero difuso, que se mantiene hasta que se alivia la zona dañada.
Nuestra cobertura
La piel es una envoltura ligera y resistente que cubre por completo nuestro cuerpo. Mide alrededor de dos metros cuadrados, ocupa más de un tercio de la sangre que bombea el corazón y pesa entre tres y cuatro kilos, dependiendo de la altura y contextura de cada persona. Su espesor depende de la región del cuerpo en la que se encuentre. La piel más fina es la de los párpados.
El color de la piel varía debido a los pigmentos que existen en sus células. La melanina, que abunda en las personas de raza negra, tiene por función proteger la piel del sol. Es por eso que las personas de este color provienen de las zonas tropicales, donde los rayos solares llegan de manera más directa.
La carotina, que es un pigmento amarillo, está presente en la piel de los asiáticos y tiene por objeto proteger de ciertos rayos solares perjudiciales.
Las personas blancas, que viven en zonas más frías, no tienen pigmentos. Sin embargo, la melanina sigue presente en las células y se activa con el exceso de luz ultravioleta. Por eso nuestra piel se oscurece o tuesta en el verano, al exponernos al sol.
Las pecas o efélides son irregularidades en la distribución de melanina, de origen familiar y racial, pero con predominio en las áreas expuestas al sol en personas de piel sensible.
- Su órgano sensorial es la piel.
- La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel.
- Las capas de la piel se llaman epidermis, dermis, e hipodermis.
Este sentido es fundamental, ya que los demás se consideran especializaciones del tacto. Así, para percibir los sabores es necesario que el alimento se ponga en contacto con la lengua. Lo mismo pasa con los olores, que deben tocar la pituitaria. Vemos un cuerpo cuando la luz que este emite o refleja toca la retina. Los sonidos deben chocar contra el tímpano para que se inicie la vibración que nos generará la audición.
Si te preguntan cuál es el órgano más grande del cuerpo, lo más probable es que respondas que el corazón o tal vez los pulmones. Sin embargo, la respuesta correcta es: la piel, que además es elórgano de mayor sensibilidad táctil.
A través de la piel percibimos todo tipo de sensaciones, cada una de las cuales tiene receptores específicos: la sensación táctil –contacto–, la presión, el frío, el calor y el dolor. Se estima que en la piel humana existen alrededor de cuatro millones de receptores para la sensación de dolor, 500 mil para la presión, 150 mil para el frío y 16 mil para el calor.
Los corpúsculos de la piel
La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel–epidermis, dermis e hipodermis, desde la superficie hacia abajo–.
Los receptores encargados del tacto o de la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner, que nos permiten darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos y discriminar entre lo suave y lo áspero.
Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado de presión que sentimos; nos permiten darnos cuenta de la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros o blandos. En algunos casos, el peso se mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se dice que el peso se siente por el “sentido muscular”.
Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios de temperatura relacionados con el calor –nuestra temperatura normal oscila entre los 36 y los 37 grados– . Especialmente sensible a estas variaciones es la superficie o cara dorsal de las manos.
En tanto, los corpúsculos de Krause son los encargados de registrar la sensación de frío, que se produce cuando entramos en contacto con un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.
Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por los diferentes receptores a la corteza cerebral, específicamente a la zona ubicada detrás de la cisura de Rolando.
El dolor
El dolor tiene sus propios receptores, llamados álgidos, que son terminaciones libres –nervios– presentes en casi todos los tejidos del cuerpo, en la parte más profunda de la epidermis y distribuidas entre las cápsulas de los diferentes corpúsculos.
Cuando el estímulo supera los límites normales –frío por debajo de los 0° Celsius, calor por encima de los 70° C, presión excesiva, punción o desgarradura de la piel– es captado por estas terminaciones, produciéndose el dolor. Por ejemplo, si la piel entra en contacto con un papel en llamas, la sensación ya no es de calor, sino de mucho dolor.
Cuando las células son dañadas, liberan sustancias que provocan un impulso que surge de las terminaciones nerviosas.
Una vez transmitida la información al cerebro, se liberan endorfinas, que bloquean el dolor. Lo mismo hacen los analgésicos, por mecanismos diferentes.
Los impulsos dolorosos llegan al cerebro a través de dos tipos de fibras nerviosas, con distinta velocidad de transmisión: las rápidas, de 12 a 30 metros por segundo (m/s), y las lentas, de 0,5 a 2 m/s. Es por esto, que existen dos tipos de dolor: el rápido, que es agudo, breve y muy bien localizado, que hace que reaccionemos retirando la parte del cuerpo afectada; y el lento, que es un dolor intenso pero difuso, que se mantiene hasta que se alivia la zona dañada.
Nuestra cobertura
La piel es una envoltura ligera y resistente que cubre por completo nuestro cuerpo. Mide alrededor de dos metros cuadrados, ocupa más de un tercio de la sangre que bombea el corazón y pesa entre tres y cuatro kilos, dependiendo de la altura y contextura de cada persona. Su espesor depende de la región del cuerpo en la que se encuentre. La piel más fina es la de los párpados.
El color de la piel varía debido a los pigmentos que existen en sus células. La melanina, que abunda en las personas de raza negra, tiene por función proteger la piel del sol. Es por eso que las personas de este color provienen de las zonas tropicales, donde los rayos solares llegan de manera más directa.
La carotina, que es un pigmento amarillo, está presente en la piel de los asiáticos y tiene por objeto proteger de ciertos rayos solares perjudiciales.
Las personas blancas, que viven en zonas más frías, no tienen pigmentos. Sin embargo, la melanina sigue presente en las células y se activa con el exceso de luz ultravioleta. Por eso nuestra piel se oscurece o tuesta en el verano, al exponernos al sol.
Las pecas o efélides son irregularidades en la distribución de melanina, de origen familiar y racial, pero con predominio en las áreas expuestas al sol en personas de piel sensible.
Funciones del Sentido del Tacto
Como funciona el sentido del tacto
La piel es el órgano más grande de nuestro organismo y el
órgano de mayor sensibilidad táctil.
El sentido del tacto no solamente se encuentra en las
manos, está presente en toda la piel que cubre nuestro cuerpo.
Este sentido es tan extenso y complejo que el organismo
cuenta con cuatro millones de receptores para percibir el dolor, 500 mil para
sentir la presión, 150 mil para la percepción del frío y 16 mil para el calor.
El sentido del tacto nos permite apreciar las sensaciones
externas de frío, calor, presión, textura, vibración, cosquilleo, así como el
peso que sostenemos, la fuerza que nuestros músculos ejercen, etc.
Desde la vida intrauterina el feto es capaz de responder
a estímulos táctiles como chuparse el dedo.
El sentido del tacto es sumamente importante para todo
ser humano. El sentido del tacto nos permite disfrutar de una caricia, los
cálidos rayos del sol, el fresco viento, y un sin fin de sensaciones
agradables. Y nos protege contra sensaciones que nos pueden causar daño o
dolor, denominados nociceptores.
El sentido del tacto es tan sensible que, aún teniendo
los ojos cerrados, podemos identificar objetos, texturas, temperaturas, etc.
Las sensaciones son percibidas por medio de receptores,
que son los encargados de enviar la señal al cerebro y se encuentran alrededor
de todo nuestro cuerpo, distribuidos entre las diferentes capas de la piel.
Los receptores cutáneos se llaman corpúsculos (Meissner,
Ruffini, Paccini, y bulbos terminales de Krause, los cuales tienen diferentes
funciones:
Los corpúsculos de Meissner, nos permiten identificar la
forma y tamaño de los objetos, así como diferenciar lo suave de lo áspero.
Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado
de presión que sentimos; nos permiten darnos cuenta de la consistencia y peso
de los objetos y saber si son duros o blandos. En algunos casos, el peso se
mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se dice
que el peso se siente por el “sentido muscular”.
Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios de
temperatura relacionados con el calor –nuestra temperatura normal oscila entre
los 36 y los 37 grados– . Especialmente sensible a estas variaciones es la
superficie o cara dorsal de las manos.
En tanto, los corpúsculos de Krause son los encargados de
registrar la sensación de frío, que se produce cuando entramos en contacto con
un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.
Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por
los diferentes receptores a la corteza cerebral, específicamente a la zona
ubicada detrás de la cisura de Rolando.
El pelo y las uñas también forman parte de la piel. El
pelo no tiene terminaciones nerviosas, y no transmiten impresiones al cerebro.
Cuando nos cortamos el pelo o la uñas porque están muy largas, no se siente el
dolor. No obstante, las uñas y el pelo nos protegen el cuerpo.
El tacto
Tacto
El sentido del tacto es aquel que permite a los
organismos percibir cualidades de los objetos y medios como la presión,
temperatura, aspereza o suavidad, dureza, etc. En el ser humano se considera
uno de los cinco sentidos actuales. El sentido del tacto se encuentra
principalmente en la piel. Órgano en el que se encuentran diferentes clases de
receptores nerviosos que se encargan de transformar los diferentes tipos de
estímulos del exterior en información susceptible para ser interpretada por el
cerebro. La piel se divide en tres capas: epidermis, que es la capa superficial,
la dermis y la hipodermis que es la capa más profunda. La epidermis está
constituida por tejido epitelial y en su estrato basal o germinativo
encontramos la denominada melanina, que es el pigmento que da color a la piel,
y la dermis por tejido conjuntivo. En esta capa encontramos los anejos cutáneos
que son las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas, el pelo y las uñas y
la hipodermis formada por tejido conjuntivo adiposo. Debemos tener en cuenta
que aunque principalmente el sentido del tacto se encuentra en la piel, también
lo encontramos en las terminaciones nerviosas internas del organismo, pudiendo
percibir los altos cambios de temperatura o el dolor. Por lo que es el más
importante de los cinco sentidos permitiéndonos percibir los riesgos para
nuestra salud tanto internos como externos. La parte que gobierna el tacto en
el cerebro es el lóbulo parietal.
El tacto pertenece al sistema sensorial cuya influencia
es difícil de aislar o eliminar. Un ser humano puede vivir a pesar de ser ciego,
sordo y carecer de los sentidos del gusto y el olfato, pero le es imposible
sobrevivir sin las funciones que desempeña la piel. El tacto afecta a todo el
organismo, así como a la cultura en medio de la cual éste vive y a los
individuos con los que se pone en contacto.2«Para entender, tenemos que usar la
cabeza, es decir, la mente. En general, se piensa en la mente como algo
localizado en la cabeza, pero los hallazgos en psicología sugieren que la mente
no reside necesariamente en el cerebro sino que viaja por todo el cuerpo en
caravanas de hormonas y enzimas, ocupada en dar sentido a esas complejas
maravillas que catalogamos como tacto, gusto, olfato, oído y visión.»1
En muchos aspectos, el tacto es difícil de investigar.
Todos los demás sentidos tienen un órgano clave que puede ser estudiado; para
el tacto, ese órgano es la piel, y se extiende por todo el cuerpo.3
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